El Reino de la Luz: De las Auroras Boreales al Sol de Medianoche

La luz. Esa es la respuesta si alguien me pregunta qué me ha llamado más la atención de vivir tan al Norte, qué es diferente, qué es especial. La luz, tan simple como eso. Creo que la mayoría se siente decepcionada ya que esperan que diga el frío terrible, osos polares andando por la calle o alguna otra cosa fuera de lo común.
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Pero la luz aquí es algo realmente espectacular que cambia el paisaje transformán- dolo hasta extremos oníricos. El brutal cambio de incidencia del sol a lo largo del año, los atardeceres interminables del verano, la atmósfera azul del invierno sin sol, el clima siempre dinámico, siempre en movimiento, las montañas camaleónicas en perpétua permutación de color.... la naturaleza se recrea pintando cuadros efímeros sin descanso. Es un juego de contrastes contínuo entre nubes rotas en formas imposibles, el tapete liso de las aguas del fiordo, la quebrada silueta de la costa y la luz que lo amalgama todo en armonía. Mis fotos hacen poca justicia a tal grandiosidad, pero con que transmitan siquiera un ápice de ella, me doy por satisfecho.

15 AGOSTO 2006: 15 MINUTOS DE FAMA. JUGADOR DEL HAMMERFEST FOTBALL KLUBB

A los pocos días de nuestra llegada entramos en una tienda de deportes para comprar algo. Yo estaba curioseando entre las prendas deportivas cuando veo que Line se acerca con uno de los dependientes. Sin decirme nada había estado preguntando a todo el mundo en la tienda si conocian a gente con la que yo pudiese jugar al futbol... El chaval de la tienda me pregunta que si quiero jugar en serio o por pasar el rato, ya que él es uno de los jugadores del equipo de la ciudad. No sabía muy bien que contestar y le digo que de lo único que he jugado medio en serio alguna vez es de portero.

No me dejó terminar y explicarle que eso fué hace años, lustros. Se le iluminaron los ojos. "¿De portero?" -dijo- "Estamos buscando un portero porque sólo tenemos uno". Y tomó nota de mi número de teléfono mientras yo miraba a Line pensando "Vaya historias en las que me metes". No pasaron ni 15 minutos cuando me llamó el que decía ser el entrenador del Hammerfest Fotball Klubb preguntándome si quería realizar una prueba con ellos.

Al lunes siguiente me encontré en el Hammerfest Hallen dispuesto para la prueba. Un precioso campo de futbol de césped artificial a cubierto dónde entrenar a resguardo de los rigores del invierno. El Hammerfest Fotball Klubb -o HFK- había ascendido la temporada pasada a la Segunda División noruega. Correspondiente a la Segunda B española, ya que la primera se llama "Elite" y no "Primera". Mi nunca empezada carrera futbolística estaba alcanzando su punto álgido.

Así que unos 13 años después de colgar los guantes con el Varta Baterías en el Campeonato Municipal de Futbol Sala de Jerez me encontraba en el centro de los 7,13 metros con una horda vikinga en frente dispuesta a fusilarme durante más de media hora. Al acabar, cuando ya no podía con mi alma, se me acercó el entrenador preguntádome si podía pasarme por las oficinas del club al día siguiente para firmar. Algunos jugadores me daban la enhorabuena al pasar a mi lado.

Y así casi sin proponérmelo me encontré entrenando casi todos los días junto al portero titular, Tore, de 38 años, al borde del retiro, con experiencia en Primera División, corazón del equipo y todo un personaje. Me pegaba unas buenas palizas y me enseñó un buen número de cosas interesantes para mejorar mis técnicas como guardameta, que siempre habían sido más instintivas que otra ortodoxas.


Fué toda una experiencia. Dentro de su modestia el HFK seguía todas las reglas de cualquier buen club: el primer partido convocado nos reunimos en la sala de conferencias del hotel uniformados con nuestros chándales del equipo para la charla previa del entrenador, con pizarra incluida. En el vestuario encontramos nuestros uniformes completos perfectamente doblados y preparados, cada uno en nuestro sitio. Me sacaron fotos para el periódico, tuve que aclararles que el nuevo portero no era alemán sino español y orgulloso. En aquel primer partido Tore tuvo un amago de lesión y en el descanso me pusieron a calentar porque se encontraba muy mal. Gracias a Dios se recuperó porque lo último que me apetecía era debutar tras dos entrenamientos y más de diez años sin jugar futbol 11.

Más tarde participé con otros jugadores en un taller de futbol de tres días con los niños de la ciudad. Principalmente trabajé con niños de entre 8 y 11 años. Curiosamente a pesar de mi macarrónico noruego y su inexistente inglés nos entendimos perfectamente. Serán los cinco años de responsable Scout. El caso es que para ellos resultaba impresionante que fuera el portero del HFK y además español. No tardó en correrse el rumor -juro que no salió de mí- de que había jugado en el Real Madrid. Al final del día me encontré firmando mis primeros -y supongo que últimos- autógrafos en balones y camisetas.

Por supuesto sabía que no podía durar. El ritmo de entrenamientos casi diarios, más los partidos, más algún partido con el filial era incompatible con toda otra cosa. Especialmente cuando llegó Eco y posteriormente empecé en el trabajo. Así que en Diciembre presenté mi resignación.

Pero ya nadie me quita el haber sido estrella extranjera del HFK y los balones que he firmado.




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