20 AGOSTO 2006: ECO LLEGA
Eco es un Alaska Malamute. Vino repentinamente a finales de verano después de que Line localizara una camada cerca de Oslo. Sin tiempo a pensar cogió un vuelo y volvió con esta bolita de pelo con patas en los brazos. El último de 11 hermanos. ¿Por qué escogimos un Alaska Malamute? No vamos a engañarnos, la razón principal es mi fascinación infantil por los perros nórdicos de aspecto lobuno. Pero aunque el aspecto físico ha sido el factor determinante en nuestra elección si que tuvimos muy en cuenta su personalidad y recabamos cuanto dato pudimos en la biblioteca y en internet previo a su adquisición. Por tanto estábamos advertidos de las características negativas de la especie. Y de las positivas.
Los orígenes del Alaska Malamute están en Alaska, criado originalmente por la tribu esquimal de los mahlemiut, de donde viene su nombre. Los mahlemiut, por su vida nómada, necesitaban de un perro de gran fuerza y resistencia, capaz de soportar trabajo duro con comida escasa y bajísimas temperaturas. Acorde al régimen comunal de la tribu el perro no podía ser ni territorial ni agresivo con las personas. Aquí encontramos ya definida las principales características de la raza que serían fijadas y pulidas durante su crianza como raza reconocida desde el primer cuarto del siglo XX.
En el Kennel donde conseguimos a Eco nos lo adviritieron: "El Alaska es un perro complicado para ser tu primer perro". El Malamute es un perro primitivo que conserva muchos instintos de su primo el lobo, con todo lo que ello implica. Es posible que sea el más antiguo de los perros nórdicos, es, además, el más grande y poderoso de todos ellos. ¿Por qué es un perro complicado? Hay quien piensa que porque son poco inteligentes, les cuesta mucho aprender y obedecer. Gran equivocación. Son probablemente los perros más inteligente y suelen aprender -lo que les interesa- en una sola vez. Pero son muy independientes y evaluan la necesidad de llevar a cabo una acción, no actuan u obedecen ciegamente, algo indispensable para sobrevivir un una entorno terriblemente hostil donde un mal paso o decisión puede ser fatal ¿Por qué vas a seguir recto, aunque tu dueño te lo pida, si sientes que la capa de hielo es más fina y podeis iros al fondo del lago? Pues te paras, así piensa un Alaska. Un Alaska Malamute no busca un jefe que de órdenes todo el tiempo, busca un líder que guíe, que proteja la manada, que sea capaz de surtir de alimento y agua. Pero el líder no se impone por la fuerza, es el perro el que lo acepta libremente otorgando su confianza a un individuo que da muestras de seguridad, coherencia y de saber lo que se hace (casi nada). Si el candidato a líder -dueño- no da la talla, el Alaska asumirá el rol porque lo que está claro es que la manada no puede andar por esos caminos de dios sin alguien competente a la cabeza.
Ahí está la dificultad, tienes que ser digno de la confianza del perro. Tienes que mostrarte seguro, firme y sobre todo coherente -la palabra del millón- en todo momento. Eso requiere una constancia agotadora porque el Alaska va a probar continuamente la firmeza de tus reglas, por ejemplo, para asegurarse de que el líder sigue en forma y es competente. La violencia no funciona con el Alaska, te tendrá miedo, te obdecerá mientras esté al alcance de la correa pero se separará de tí en cuanto pueda. En alguien que te pega no puedes confiar, y alguien en quien no puedes confiar, como líder no vale nada. Y aunque seas un líder perfecto, no esperes que un Alaska te escuche u obedezca en todo momento, él tiene sus propias ideas y su propio criterio. Hay que vivir con eso.
El Alaska Malamute es un perro rebosante de energía y si no puede gastarla tirando de un tríneo, lo hará destruyendo media casa o volviéndote loco. Necesita ejercicio, mucho, y si está cansado será un perro feliz y dormilón. Y tu un dueño feliz con un mobiliario indemne.
En sus aspectos más positivos: el Alaska es un auténtico peluche viviente, cariñoso a más no poder con las personas, sean conocidas o no, no sirve en absoluto como perro guardian o protección. Por un lado su herencia lobuna le hace absolutamente devoto de su manada y su líder (dueño/dueños), por otro lado la tribu de esquimales donde tuvo su origen, al vivir en comunidad y compartiendo todo, no podía permitirse el lujo de tener perros agresivos así que aplicaron un método de selección infalible: perro que muerde a la cazuela. No está la cosa en el Ártico como para desperdiciar una valiosa fuente de proteinas.
Ésta es la teoría. Ahora toca probar si somos dignos de la confianza de esta bolita de pelo con patas que pronto será un señor perro de 40 kilos.
Los orígenes del Alaska Malamute están en Alaska, criado originalmente por la tribu esquimal de los mahlemiut, de donde viene su nombre. Los mahlemiut, por su vida nómada, necesitaban de un perro de gran fuerza y resistencia, capaz de soportar trabajo duro con comida escasa y bajísimas temperaturas. Acorde al régimen comunal de la tribu el perro no podía ser ni territorial ni agresivo con las personas. Aquí encontramos ya definida las principales características de la raza que serían fijadas y pulidas durante su crianza como raza reconocida desde el primer cuarto del siglo XX.
En el Kennel donde conseguimos a Eco nos lo adviritieron: "El Alaska es un perro complicado para ser tu primer perro". El Malamute es un perro primitivo que conserva muchos instintos de su primo el lobo, con todo lo que ello implica. Es posible que sea el más antiguo de los perros nórdicos, es, además, el más grande y poderoso de todos ellos. ¿Por qué es un perro complicado? Hay quien piensa que porque son poco inteligentes, les cuesta mucho aprender y obedecer. Gran equivocación. Son probablemente los perros más inteligente y suelen aprender -lo que les interesa- en una sola vez. Pero son muy independientes y evaluan la necesidad de llevar a cabo una acción, no actuan u obedecen ciegamente, algo indispensable para sobrevivir un una entorno terriblemente hostil donde un mal paso o decisión puede ser fatal ¿Por qué vas a seguir recto, aunque tu dueño te lo pida, si sientes que la capa de hielo es más fina y podeis iros al fondo del lago? Pues te paras, así piensa un Alaska. Un Alaska Malamute no busca un jefe que de órdenes todo el tiempo, busca un líder que guíe, que proteja la manada, que sea capaz de surtir de alimento y agua. Pero el líder no se impone por la fuerza, es el perro el que lo acepta libremente otorgando su confianza a un individuo que da muestras de seguridad, coherencia y de saber lo que se hace (casi nada). Si el candidato a líder -dueño- no da la talla, el Alaska asumirá el rol porque lo que está claro es que la manada no puede andar por esos caminos de dios sin alguien competente a la cabeza.
Ahí está la dificultad, tienes que ser digno de la confianza del perro. Tienes que mostrarte seguro, firme y sobre todo coherente -la palabra del millón- en todo momento. Eso requiere una constancia agotadora porque el Alaska va a probar continuamente la firmeza de tus reglas, por ejemplo, para asegurarse de que el líder sigue en forma y es competente. La violencia no funciona con el Alaska, te tendrá miedo, te obdecerá mientras esté al alcance de la correa pero se separará de tí en cuanto pueda. En alguien que te pega no puedes confiar, y alguien en quien no puedes confiar, como líder no vale nada. Y aunque seas un líder perfecto, no esperes que un Alaska te escuche u obedezca en todo momento, él tiene sus propias ideas y su propio criterio. Hay que vivir con eso.
El Alaska Malamute es un perro rebosante de energía y si no puede gastarla tirando de un tríneo, lo hará destruyendo media casa o volviéndote loco. Necesita ejercicio, mucho, y si está cansado será un perro feliz y dormilón. Y tu un dueño feliz con un mobiliario indemne.
En sus aspectos más positivos: el Alaska es un auténtico peluche viviente, cariñoso a más no poder con las personas, sean conocidas o no, no sirve en absoluto como perro guardian o protección. Por un lado su herencia lobuna le hace absolutamente devoto de su manada y su líder (dueño/dueños), por otro lado la tribu de esquimales donde tuvo su origen, al vivir en comunidad y compartiendo todo, no podía permitirse el lujo de tener perros agresivos así que aplicaron un método de selección infalible: perro que muerde a la cazuela. No está la cosa en el Ártico como para desperdiciar una valiosa fuente de proteinas.
Ésta es la teoría. Ahora toca probar si somos dignos de la confianza de esta bolita de pelo con patas que pronto será un señor perro de 40 kilos.