21 OCTUBRE 06: FYRANJÁRGA
Día de color acero de un otoño que quiere ser invierno. El cielo y el mar compiten por ofrecer su cara más grisácea, más opaca, más oscura. No hay brillo, no hay exhuberancia de luz y colores. Las montañas se han tornado negras con blanquísimas cicatrices de nieve. La belleza despiadada y fría de una hoja templada y afilada. Los pulmones se inundan de ártico en cada inspiración.
Eco y yo vamos a visitar el norte de la isla. Saliendo hacia el aeropuerto, ascendemos una vez más hasta la antena de Storfjell y seguimos la pista que nos lleva hacia la estación VOR (aeronavegación). Desde aquí cresteamos en dirección Norte hasta llega al extremo Noroeste de la isla.
El día es frío y húmedo, una fina aguanieve nos acompaña todo el camino. Cómo dicen en Noruega, no hay mal tiempo sino ropa inadecuada. Tanto Eco cómo yo venimos equipados y no nos incomoda el clima, más bien al contrario, lo disfrutamos. Lo intentamos absorber con cada uno de nuestros sentidos Cada bocanada de aire es un ejercicio de desintoxicación y limpieza interior.
Para evitar volver por el mismo camino giramos a la derecha y seguimos la costa bordeando los acantilados. Al rato tenemos la pequeña población de Forsol a la vista. Nos encaminamos hacia el sur y tras una sucesión de colinas y lagunas llegamos a Prærian, y desde aquí, por la calle, hasta casa.
El invierno ártico está cerca. Lo esperamos impacientes.
Eco y yo vamos a visitar el norte de la isla. Saliendo hacia el aeropuerto, ascendemos una vez más hasta la antena de Storfjell y seguimos la pista que nos lleva hacia la estación VOR (aeronavegación). Desde aquí cresteamos en dirección Norte hasta llega al extremo Noroeste de la isla.
El día es frío y húmedo, una fina aguanieve nos acompaña todo el camino. Cómo dicen en Noruega, no hay mal tiempo sino ropa inadecuada. Tanto Eco cómo yo venimos equipados y no nos incomoda el clima, más bien al contrario, lo disfrutamos. Lo intentamos absorber con cada uno de nuestros sentidos Cada bocanada de aire es un ejercicio de desintoxicación y limpieza interior.
Para evitar volver por el mismo camino giramos a la derecha y seguimos la costa bordeando los acantilados. Al rato tenemos la pequeña población de Forsol a la vista. Nos encaminamos hacia el sur y tras una sucesión de colinas y lagunas llegamos a Prærian, y desde aquí, por la calle, hasta casa.
El invierno ártico está cerca. Lo esperamos impacientes.